




En ocasiones me preguntaba de dónde provenía la costumbre de representar a los espíritus congos masculinos del cordón espiritual con un pañuelo rojo o de otro color atado al cuello en forma de pañoleta, si en África ellos no tenían ese hábito.
La investigación me llevó hacia el siglo XIX en Cuba, época en que criollas y criollos comenzaron a despojarse de las costumbres españolas en diversas facetas de la vida cotidiana, entre ellas, el uso del vestuario.
Los campesinos o guajiros cubanos fueron los primeros en popularizar el uso del pañuelo en el cuello como accesorio «para retener el sudor» y luego como atuendo.
La economía de plantación y sus dotaciones imponían un nuevo sistema de trabajo, de costumbres, alimentación y vestimenta. Esta última exigía uniformidad y baratura, por lo que se recurrió a prendas de corte lo más simple posible, confeccionadas en tejidos baratos, pero resistentes. Con el auge de la industria azucarera y la entrada masiva de esclavos a las plantaciones, se desarrolló la producción en serie de ropa para esclavos.
Ello permitió que, a partir de 1843, entraran en vigor los artículos 7 y 11 del reglamento de esclavos, los cuales regulaban la vestimenta a entregar a cada negro en las plantaciones. Al
conjunto de estas prendas se le llamó esquifación.
«Artículo 7: Deberán darles también dos esquivaciones al año en los meses de diciembre y mayo, compuestas cada una de camisa y calzón de coleta o rusia, un gorro o sombrero y «un pañuelo»; y en la de diciembre se les añadirá alternando, un año una camisa o chaqueta de bayeta, y otro año una frazada para abrigarse el invierno.
A su vez, los patrones impuestos por la burguesía criolla influían en los sectores medios de la población urbana, integrados fundamentalmente por pequeños manufactureros, artesanos y profesionales, entre los cuales negros y mulatos libres constituían un grupo numeroso.
No olvidemos que uno de los recursos para lograr una total deculturación de las masas de esclavos africanos traídos a la Isla fue el despojarlos de todo vestigio de su cultura, entre ellos, la vestimenta, atributos y complementos propios de cada grupo étnico.
El uso de la pañoleta de color también se extendió hacia otros sectores de la población menos favorecidos económicamente, incluso fue distintivo entre los mambises durante las guerras de independencia donde cubanos y esclavos africanos lucharon juntos.
Esto explica que la pañoleta sea parte de la memoria colectiva de los cubanos (inconsciente colectivo).
Muchos espiritistas cruzados que tienen espíritus congos en su cordón espiritual también usan pañoletas en el cuello con doble propósito: como adorno y como atributo religioso para despojarse.
El color de las pañoletas es alegórico a la tendencia con la que se identifica el espíritu: roja para los espíritus con corriente de 7 rayos, blanca para tiembla tierra, etc. y así sucesivamente (según los colores de los orichas de la santería).
Bendiciones.