Los que llevamos heridas muy dentro, y hemos enfermado el cuerpo, nos podemos aliviar el alma, y no siempre sanamos el cuerpo, pero puede suceder!
Reconozco que hay una energía superior que irradia amor. El amor es todo, los que enfermamos lo sabemos. La ausencia de amor nos enferma y nos mata, y durante nuestra vida, podemos morir muchas veces.
Cuando encontramos que la verdadera conexón es de uno mismo con esa energía, nos unimos a ella y ya no nos hace falta el amor de la tierra, unidos a esa energía vibramos, aprendemos a amarnos, y somos capaces de dar amor sin esperar nada, por que lo que nos hace falta, en esa unión la tenemos.
Disfrutamos amar intensamente, somos capaces de dar todo, sin juzgar. Así es la felicidad.
Dejen de pasar la factura de todo lo malo que les sucede a quienes le rodean, dejen la amargura, la tristeza, a un lado.
Hemos venido a este plano para aprender a ser felices, y esa es la razón de nuestro sufrimiento, el no serlo.
Nos pasamos la vida entera culpando al mundo, cuando en realidad, hasta no entender que esa felicidad está dentro de nosotros y le hemos llamado Dios.
Detesto la palabra «proceso», lo que es la verdadera experiencia de cada uno, vivimos *procesos», que son la manera en que aprendemos a vivir. Es pues necesario entender que estos procesos a veces son muy fuertes, muy hirientes, desesperantes!. Sin embargo, para entender que ser felices es nuestra meta, en muchas ocasiones, no logramos entenderlo, que debe ser el primer paso.
Cuando logramos entender que debemos ser felices, lo que sigue, es aceptar que nuestra felicidad no es posible a través de otra persona o de una situación exógena, es posible sólo de nosotros para nosotros mismos. Al tomar la responsabilidad de hacernos felices a nosotros mismos, debemos exonerar a nuestra pareja, a nuestra familia, amistades de esa responsabilidad, eso es posible al madurar, quienes piensan» si mi mamá me hubiera querido», si mi esposo me quisiera*,y otras afirmaciones por el estilo, denotan una falta de madurez y de sensatez, siguen conectados a su niñez, no maduran, y son como niños chiquitos, su pensamiento es que los demás «tienen» que complacerlos, y hacer sólo lo que ellos quieran, exigen aceptación, pero no pueden aceptar a los demás como son!
Los señalan y critican absolutamente en todo y por todo, y esas personas se entristecen hasta la médula ósea, creando una vida triste y se sienten ahogándose, pero al querer ser ellos, con sus defectos y virtudes, quedan señalados como «malos», o es decir, mala gentes, y no son felices ni pueden hacer feliz a nadie, por que esa felicidad es una acción mal entendida.
Esta es mi reflexión de fin de año, es lo que pude entender de vivir, tenemos todo para ser felices, pero quien insiste en que su felicidad depende de otro, nunca lo logrará!
Bendiciones para todos uds desde Panamá, que sean felices siempre!

Que gran verdad. El amor todo lo puede. Bendiciones.
Así es desde el principio y será hasta el final!